Entradas

Mostrando entradas de enero, 2014

Y de repente no me maté.

Imagen
Pongo las manos en la fría barandilla, abajo el agua corre casi congelada, hacia arriba la única farola que no ilumina este interminable puente, detrás coches despistados y hacia delante un salto inminente. El vértigo se mueve en mis ojos, la escarcha congela mi aliento, todo se perdería en un paso, nunca fui un buen equilibrista y son pocas las probabilidades de que mi caída la amortigüe un barco que vaya al vertedero. Esto es demasiado egoísta, volveré a casa, hace mucho frío.  Ya se fueron los invitados, abro un cajón y saco un desvencijado revólver, lo aprieto contra mi corazón; en la cabeza sería una falta de respeto, demasiado macabro. El disparo apenas se oirá. El temor se intensifica, mi mano tiembla, no arrastraré con el dedo el gatillo, por el contrario hundiré alguna tecla de mi Hispano Olivetti, al fin y al cabo viene a ser lo mismo, hoy mi revólver no vomitará humo.  El último golpe me ha tumbado, siento sangre en la boca, mis oídos chillan, huelo la lona, su