Derrota. (II)





Artículo de opinión. 

Nunca fui un gran aficionado al fútbol, me decía del Real Madrid, por herencia familiar o facilidad. Por mucha derrota que gasto también satisfago de ganar. Un día me invitaron a ver un partido de fútbol en el Vicente Calderón, no había visto ninguno en directo así que estaba encantado, además jugaba el Atlético contra el Real Madrid, copa del Rey, partido de vuelta, en la ida ganó el Real 3 a 0, otro motivo más para ir. Así que compré la bufanda del partido y dos horas antes de que comenzara entré en un bar próximo al estadio para emborracharme. La gente pasaba gritando, con bufandas y cerveza en la mano, con mochilas y esperanzas de una remontada ante su eterno rival, las luces azules de la policía llenaban el paisaje, todo estaba preparado. Después de apurar unas cuantas cervezas (creo que fueron demasiadas) salí del bar para camuflarme entre miles de aficionados rumbo al campo de fútbol. Griterío, cánticos, bengalas, y en el centro del huracán yo, comprando pipas y cerveza en puestos clandestinos. El Atlético perdió pero fue lo de menos, el flechazo llegó instantáneo, quedé impresionado (soy un escritor de pueblo), el ambiente, mi compañía, que no paraba de animar y reír, la cerveza, el momento, Madrid. 
Volví a mi pequeña ciudad con otro equipo en el corazón, feliz y resacoso, tan feliz que al poco tiempo volvieron a regalarme entradas para el mismo estadio. Y esta vez sí, ganó el Atlético, y yo volví a emborracharme, a cantar, a sufrir, a ondear mi bufanda, a comprobar que nuestro amor no había sido el de una noche. El ambiente era aún más increíble, partido de Champions, ocasión merecida, la afición que llevaba tanto tiempo viendo a su equipo perder ahora ganaba, la exaltación y la ronquera eran enormes. Me alegré mucho por ellos, por mí. Estuve dos días en Madrid con catarro, escribí Postal madrileña y una tos me persiguió durante toda la semana. 
No volví más al estadio, de vuelta a la realidad seguí al atlético cada vez que podía, la prensa contaba que ganaban y volvían a ganar, sufriendo, empatando, hasta perdiendo ganaban. Arrebataron la liga a los dos equipos más poderosos del fútbol ¡cuánta alegría! Los millones que gastaron los ricos se volvieron ceniza cuando el trabajo bien hecho del Atlético dio sus frutos, pero faltaba algo, la traca final, una derrota que pusiera al mundo en pie, a aplaudir por la valentía, el coraje, la humildad, el trabajo. 
Y la derrota llegó, ¡qué manera de palmar! ¡Qué manera de sufrir! Después de llegar a lo más alto, la final de nuestras vidas acababa en los minutos finales. Las rayas de los colchones lloraban, el presidente del otro equipo chocaba la mano a un ex presidente del gobierno inmundo, que nos metió en una guerra estúpida (¿cuál no lo es?), la nauseabunda clase política sonreía, los blancos se abrazaban y el equipo que lo había dado todo cayó. 
Entonces la derrota se convirtió en victoria, Simeone, ese Dios Atlético, ese milagro bonaerense, ese motivador nato, salió del banquillo con la mano en la barbilla diciéndole a sus muchachos "la cara arriba, la cara arriba". No se dejó poner la medalla por el flemático de Platini. Y dijo, aplaudido hasta la corbata, en la rueda de prensa "Siento amargura pero no tristeza". Todo muy Relámpagos. Hoy la victoria se llama Diego Pablo. 
Y felicidades al equipo de los millones, ya tienen su copa, lo que no tienen son mis aplausos, porque así es la derrota, si el Atlético hubiera ganado usted no estaría leyendo estas palabras. 
Gracias colores rojiblancos por sufrir, por esta derrota tan atlética, tan victoria. Contad con mi apoyo para la próxima temporada. No se puede ser mejores. 

       
         Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Qué bien contado, Marcos.
    Siempre he sido del Atlético de Madrid, aunque el sino de los colchoneros sea sufrir. ¡Qué mal lo pasé el sábado! No tuve el valor necesario para seguir la prórroga ni soportar los rostros exultantes de Florentino y compañía. Demasiado injusto perder en tiempo de descuento.
    Sí, Simeone es un astro, un crack, un ejemplo de entrenador que sienta a su equipo de trabajo en una rueda de prensa para compartir el primer puesto en la liga.
    En fin, ahora toca pasar página y como bien dices, apoyar para la próxima temporada.
    Un abrazo, Marcos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡No sabía que eras del Atlético! Pues hacerme un hueco para la próxima temporada, quiero sufrir con vosotros. Cuando vi a la clase política en el palco de la final supe que tenía que escribir algo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo Karima.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Y ahora que ha sido victoria, el relato sigue siendo igual de válido. No lo leí en su día, pero sigue describiendo a la perfección aquella frase del famoso anuncio "¿por qué somos del Atleti?" que entendemos hasta los que no lo somos. Marcos, ya sabes que siempre te lo he dicho: ¡eres un poeta!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tormenta de mayo.

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.