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Mostrando entradas de diciembre, 2014

La última del año.

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Tiempo atrás, cuando la nieve era más persistente que ahora y yo tenía algo parecido a una familia, ya odiaba la Navidad. Recuerdo que lo que más me gustaba era ¡Qué bello es vivir!, película de Frank Capra. La ponían todas las Nochebuenas, y mientras la gente comía en abundancia, yo me sentaba frente al televisor (un televisor voluminoso, sin mando a distancia y que se veía fatal, pero qué importaba, si la mejor película del año era en blanco y negro.) para ver a un James Stewart derrotado y abatido, y a su Ángel mostrándole los motivos por los que no se debería suicidar. "Ya ves George, tuviste una vida maravillosa". Por aquél entonces me di cuenta, la Navidad no es para los que comen y beben hasta el empacho, sino para los abatidos y derrotados, como George. Esos que no tienen regalos, ni árbol, ni ornamento. Los que se quieren suicidar en busca de algo mejor. Las putas que cobran para comer, las que lo hacen gratis no. Tampoco para los que prenden petardos,

La penúltima del año.

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Que el año nuevo se equivoque de puerta, que traiga más derrota y desamor, que la victoria encuentre reyerta y muera en la calle del mejor postor.  Que la inspiración venga de madrugada, a ser posible, cuando esté borracho. Que el invierno se caliente en tu mirada, que las cenas no provoquen empacho.  Que la suerte nos eche de menos, que no sea caro tu siguiente antojo.  Que la nochevieja me suelte los frenos y te quite un tanga que no sea rojo.  Que continúes leyendo querido lector, que mi locura se vuelva hoja de papel, que Relámpagos no sea otro error en la savia deshilachada de este timonel.  Que se empañen los cristales, que la primavera dure un segundo. Que se salven los animales del próximo fin del mundo.  Que siga siendo el payaso de la clase, que los deseos incumplidos no hagan daño. Inspírame, musa pagana, una buena frase con la que escribir La última del año.        Marcos H. Herrero.