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Mostrando entradas de marzo, 2015

En un relámpago de cuyo nombre no quiero acordarme.

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Todo comenzó con una tormenta. Transcurría el año 1575 y hartos de espadas y salitre, soldados españoles regresaban a casa en barcos descangallados. La tormenta septembrina (me la imagino llena de Relámpagos) desunió de la flota a la galera Sol, que quedó a la intemperie en un mar adverso. No llegaron a España, pues cerca de las costas catalanas cayeron en el filo de una cimitarra pirata y berberisca. Murieron casi todos los españoles, incluido el capitán, sobrevivieron unos pocos, entre ellos Miguel y Rodrigo, hermanos y soldados destacados de la flotilla española; más Miguel que Rodrigo, pues llevaba cartas de recomendación, de Juan de Austria y del Duque de Sessa, con las que pretendía que lo hicieran capitán de un tercio, aquellos antiguos batallones que protegían galeras. El capitán musulmán los llevó atados hacia Argel, confiado en que España pagaría un buen rescate por sus soldados. Argel, por aquél entonces la ciudad del pecado. Prostitución, palizas, galeotes desn