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Mostrando entradas de noviembre, 2016

El día que murió Leonard Cohen.

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El día que murió Leonard Cohen fue un viernes caótico e iracundo, mis sueños acabaron antes de que sonara el infame despertador, como un mal augurio, como el rayo lejano que precede a la tormenta; el desayuno se hizo más amargo, más lagrimeado que de costumbre.  El día que murió Leonard Cohen vestí una camisa negra que no me cuidó del gélido rocío y su melancolía, salí a la calle pisando las hojas crujientes del otoño, aterido, nostálgico, desangrado. Así que la vida era esto.  El día que murió Leonard Cohen te llevé tarde al trabajo, en una ventana se reflejaba el grafito de un retrato, la acera seguía llena de empujones, alguien me vio pasar  confundido entre el humo y los pitidos de un atasco.  El día que murió Leonard Cohen mi teléfono comunicaba y la tarde bebía café para no anochecer más temprano, los hoteles que nos refugiaron una vez de la rutina eran números rojos naufragando en un mar prosaico.  El día que murió Leonard Cohen una

So long cruel world.

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Las malas noticias que vienen desde América me sacan del letargo voluntario en el que ando metido (literariamente hablando).  Mis escasas entendederas comprenden que América es un país divergente y de contrastes, y que no todo es Nueva York ni Chicago ni Los Angeles, pero ¿Trump? ¿En serio? ¿Qué carajo está pasando? ¿Por qué cuando parece que vamos por un camino más o menos correcto pasa algo que nos atrasa? ¿Tan mal está la política? ¿De verdad el mundo se encuentra en estos niveles de bajeza, de maldad? ¿Qué tiene en la cabeza el elector de personajes tan estrambóticos? ¿Hay tanto miedo corriendo por las calles de ciudades olvidadas? ¿Las balas atraviesan los libros?  Siempre pensé, sobre todo en lo referente a la política de mi país, que la gente elige al candidato menos malo, es decir, que incluso con pluralidad política y un amplio catálogo de aspirantes a presidente, el votante medio piensa: " Ningún político me va a ayudar, no van a hacer nada por mí. A