Brindo por ustedes ¿4?


Ayer cumpliste cuatro años, perdona la interrogación del título pero jamás pensé que vivirías tanto. ¿Cuántas veces intentaron matarte? ¿Cuántas veces intenté matarte? Tienes cuchillos clavados en la espalda, una rodilla con artritis que te hace cojear, dolor en el hígado, y a menudo cierras fuerte los ojos por tus migrañas de viernes. Hoy el fracaso, la rutina y la mediocridad te presionan tanto que parece que vas a explotar dejándolo todo manchado de páginas en blanco. Pero no, al final del día hurgas en tu bolsillo, entre las cenizas de unas colillas muertas, para sacar un verso, un Relámpago que deja un estremecimiento de despedida, el aroma de los que quisieron ser y no han podido, una excusa para seguir respirando. 
Construido por venganzas fallidas de animal nocturno, me has enseñado a escribir más de lo que me gustaría reconocer, sin embargo, tú y yo nunca nos hemos llevado muy bien. Sostenemos una relación de amor - odio, como enemigos que se idolatran, digamos que mi frustración por hacer de ti algo digno y tu silencio no ayudan al entendimiento. Mas no te apures, por este cuarto aniversario tuyo te voy a regalar algo, una confesión: Hay mañanas abrumadoras y noches sórdidas en las que leo Relámpagos, como si el autor fuese otro, un escritor novato y tocapelotas que no se cansa de ponerle versos a su mundo. Pienso, voy a darle una oportunidad, diez minutos de mi tiempo. Y ¿sabes lo que pasa? Que esos diez minutos se convierten en veinte, en treinta, a veces la mañana o la noche se me escapan entre tu letra, y aunque veo más fallos que aciertos, casi siempre me dejas desnudo en una playa desconocida, al borde de un mar en tempestad, herido y abocado a nadar hacia la tormenta. 
Le has pegado bofetones a gente conspicua y entrometida, cabreaste a muchos con tu afilada verdad y eso me encantó, fíjate, este año ha sido el que más alejado he estado de la poesía, de mis amados literatos y ahí estás, con las piernas temblorosas pero aún en pie. Hablaste de Florencia, de revoluciones, del diablo. Recordaste a Chet Baker, a Leonard Cohen. Estuviste en Madrid bajo una lluvia tremenda viendo perder a tu equipo. Los animales callejeros se refugiaron en tu letra y tuviste versos para la Semana Santa y la industria del porno. 

¿Quién coño te mantiene con vida? 

Pues los de siempre, pocos hay nuevos y muchos dejaron de venir por aquí debido a la falta de higiene, moral sobre todo.  

¿Cuánto te quedará de vida?

Lo que la gente por la que brindo quiera. 

Venga, saca una botella y dos vasos sucios, bebamos. Brindemos por todos ellos. 

Por I, porque sé que cuando me pierda tú irás a buscarme con tus medias de colores. Esto es tuyo y no mío. 

Por mi madre, me pregunto qué pensarás de todo esto, ¿te gustará lo que escribo? Aunque me cueste cada día más recordar tu cara y echarte de menos, sé que si tengo un libro entre mis manos es por ti, que si lucho es por ti, que si tengo educación y me comporto es por ti, que si sobreviví a una vida mísera y triste fue por ti. Por ti, tan lejos, tan cerca. 

Por Karima, que después de tanto tiempo sigas viniendo por aquí es un lujo inconmensurable, nunca podré compensar tanto cariño. 

Por aquellos/as a los que decepcioné, sin vosotros se me hizo más fácil y ligero el camino. Espero que en vuestra búsqueda hayáis encontrado eso que no encontrasteis en mí.  

Por G. La vida debería ser como tú la ves, pasota en las despedidas y alegre en los reencuentros de cada día. Todavía no logro averiguar cómo un corazón tan grande cabe en un cuerpo tan pequeño. 

Por S, sin esa mirada yo me negaría a respirar, nuestro amor es puro, enigmático y Shakespeariano; yo estoy enamorado de ti, tú correspondiéndome cuando nadie nos ve. 

Por mis literatos, lo mundano intenta separarnos pero siempre os llevo en el corazón. Cuando las agujas del reloj encorsetan el día y lo terrenal aprieta mi garganta, cuando parezco uno más en la mesa de una familia feliz o enfrente de un jefe absurdo y mediocre, pienso en vosotros. El aire me lleva a los libros de Antonio Muñoz Molina y Felipe Benítez Reyes, de Emmanuelle Carrère y Fernando Vallejo, entonces soy libre. 

Por ese niño con cara triste de las fotos que ha confundido a los que no daban un duro por él. No lo dejes nunca, consume tu venganza sobre aquellos que te empujaron al abismo con palabras de desprecio. Sigue luchando, termina el libro, patea con ardor a los que miraron para otro lado, a la falta de oportunidades, a las cuestas arriba, a los cordones desatados. Aún te queda mucho, aún nos queda mucho. 

A todos los que se pasan a leer Relámpagos. 

Gracias. 

Brindo por ustedes. 


             Marcos H. Herrero. 

Comentarios

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  2. Querido Marcos,
    Muchísimas felicidades por el cuarto aniversario de Relámpagos y muchísimas gracias por tu entrañable dedicatoria. Un día la fortuna quiso que cayera en la fuente vigorizante de tus versos y desde entonces cada nueva entrada tuya constituye momentos únicos de lectura. Eres un gran poeta y mejor persona.
    Larga vida a esta colección de relámpagos que son a fin de cuentas fragmentos de vida. Balas y besos como en los guiones de Tarantino.
    Un fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Karima, esto sin ti no sería posible. Un abrazo fuerte.

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