Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2017

Poema por la venta de mi alma.

Imagen
Una vez puse un anuncio en el periódico; Se vende alma de segunda en buen estado, con alguna grieta pero a precio módico, calidad indiscutible, lo mejorcito del mercado. Respondió una chica idéntica a Ana Bolena, practicante de la más refinada brujería, dijo necesitar almas de hombres en pena para un máster sobre escobas y herejía. Prefirió seducir a otro en la verbena que pagar la mitad de una quincena, la bruja estafadora sólo quería llevarse gratis mi pobre mercancía. Un vampiro experto en almas virginales envió desde Transilvania su proposición; "Te ofrezco los más preciosos metales si me dejas libar tu ánima de garrafón." Asaltaron su castillo un par de criminales con antorchas, plata y ajo a raudales, una certera estaca en el corazón mandó al traste la negociación. Apareció en mi puerta un viejo con cayado necesitado de almas rotas para su doctrina. "Firmaré lo que quieras ante tu abogado a cambio de unos tragos en la cantina." Pude ser dueño de un marquesado

Querido Mr Jeiter.

Imagen
En los años que lleva respirando este bendito blog habrá tenido cuatro o cinco enemigos, eso que ahora llaman Jeiters. Mis palabras corren muy poquito así que esos números se me hacen demasiado. No entiendo muy bien cómo alguien bajo el amparo de un anónimo puede escribir comentarios groseros en un blog que nadie lee. O bien esa persona disfruta de una ociosidad desmedida, o bien yo le he ofendido en algún tramo de la vida (no voy a entrar en tema de envidias y demás bajezas humanas). Diré que ambos casos me inquietan, será este el tiempo que nos ha tocado vivir, por eso he creado esta entrada como respuesta a todos mis Jeiters, aquí pueden volcar sus vómitos radioactivos y malolientes hacia mí, les haré el mismo caso que le hago a los diez mandamientos de nuestro señor.  El primer enemigo de Relámpagos escribía anónimos diciendo lo mala que es mi letra. El segundo lo mismo, el tercero lo mismo, siempre bajo la protección del anonimato, así de valientes son ellos, o ellas. Has

La vida que me estoy perdiendo.

Imagen
Los extemporáneos rayos de sol que estallan temprano en las carrocerías de los coches. Un río quieto y amarillo. El humo de la inacción necesaria. Un libro de portada azul en las estanterías de la biblioteca. El mar ancho y cárdeno, cárdeno y distante. Las historias de un edificio en ruinas. Una siesta de recibo. Un niño que cruza la calle ajeno al dolor del mundo. Tu sonrisa blanca e inocente. La ropa tendida en los balcones. Una flor que espera en la acera, quizás al otoño, quizás a un enamorado. El viento que mece las hojas parduscas de los árboles. La luz parpadeante del ascensor. Una chica en bicicleta. El chismorreo en la cola del supermercado. Los gritos vehementes y achispados de ciertos bares. El silencio de un pasillo aterrador. La rápida huida de la tarde y los juegos a la salida del colegio. El tesoro encerrado en los ojos de unos gatos callejeros. Un tren veloz y ruidoso que escapa de esta ciudad. La letra apagada en el rótulo de neón. La tinta de los tatuajes q

Las banderas se parecen, las personas tampoco.

Imagen
Informa el móvil de los viandantes, ruido de sables, de pelotas de goma, los votos prenden como prendió Roma en un festín de pavesas asfixiantes. Abrir las redes sociales es ver sangre hirviendo contra sangre ciudadana, el odio sacando en volandas a una anciana que se rebela contra el poder. España es una desahuciada y un viejo iracundo, un avispero ruidoso de políticos subnormales, un huérfano de padre y una tolerancia en pañales que canta el cara al sol desafinando contra el mundo. El miedo y los ideales cortan como un bisturí, el policía con ganas de matar, el ciudadano con ganas de votar, nadie nos sacará del estás conmigo o contra mí. Mañana cuando acabe este siroco, compraremos tiritas en la farmacia, perdedores y esclavos de una falsa democracia. Las banderas se parecen, las personas tampoco.        Marcos H. Herrero.